sábado, 12 de mayo de 2007

*NUESTRO ELEPHANT EN LA TRAGEDIA DE PATAGONES

Nuestro Elephant en la tragedia de Patagones
Por Mario Goldenberg
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La orientación lacaniana instaura su ética tomando como eje las modalidades actuales de la civilización y su trauma. Una práctica que promueve la responsabilidad de cada sujeto, por su posición, y por ende, por su accionar.
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Nuestro Elephant en la tragedia de Patagones
“Si alguien le encontró sentido a la vida, por favor escríbalo aquí.”La frase estaba escrita en el pupitre que usaba Junior, el chico que mató a tres de sus compañeros e hirió a otros cinco en una escuela patagónica.” La Nación 29/9/04.

El episodio de Carmen de Patagones es un signo de la época, no alcanza con decir que era un desquiciado, que fue un brote sicótico o una patología encubierta no detectada. La película “Elephant” dirigida por Gus Van Sant, poco vista en nuestro país, que recibió la Palma de Oro 2003 en Cannes a mejor película y a mejor director; trata de un hecho similar en un “high school” americano en Portland, Oregon.

La película recorre la vida de adolescentes que transcurre casi aburridamente, uno saca fotos, otra trabaja en la biblioteca, algunos se dedican a los deportes, algunos mas interesados en el amor. En la película casi no hay padres, los alumnos van y vienen de su casa, y los padres no se ven.

Dos amigos solos en una casa, uno de ellos toca en piano “Para Elisa” de Beethoven, otro juega a un videogame, de pronto llega una encomienda y todo se desencadena, es un rifle, lo prueban en el garaje, y dice que mañana es el día; aparecen con ropa de combate armados hasta los dientes, van al colegio, nadie se sorprende nadie los detiene, llegan al pasillo central y antes de comenzar la masacre, uno le dice al otro “¡Divertite!, no hay un delirio mesiánico, ni ningún sentido en juego.

El director tiene el mérito de abordar con altura este espeluznante episodio.

Si intentamos una aproximación al mal desde el psicoanálisis, debemos prestar atención a este film, que no es la comedia de asesinatos que Chaplin tituló Monsieur Verdoux, que tenía un carácter de alegato contra la guerra y el nazismo.

Elephant, muestra un mal sin amarre en el sentido, ni siquiera delirante, no hay una cuestión racial, es el mal por diversión, donde cualquiera puede armarse con una tarjeta y por encomienda; se puede decir que indica un síntoma social en la economía de mercado americana.

La película muestra un vacío de significación, no podemos reducirlo a un pasaje al acto de unos adolescentes desquiciados, aunque quizás lo eran.

El film muestra la irrupción de lo disarmónico, en la aburrida armonía de un “high school” pueblerino. Van Sant pensó en la parábola del ciego y el elefante. En esta historia, de la que existe una versión del siglo II a.c. en los cánones budistas, varios ciegos examinan diferentes partes de un elefante: orejas, piernas, rabo, trompa, etc. Cada ciego está completamente convencido de que entiende la verdadera naturaleza del animal basándose en la parte que tiene en sus manos. De esta forma el elefante es como un abanico, o como un árbol, o una cuerda o una serpiente. Pero ninguno puede ver el todo.

Tenemos en Carmen de Patagones nuestro “Elephant”. El coro de ciegos, puede decir: que vieron en el colegio el film Bowling for Columbine una semana antes, que jugaban al Counter Strike, que fue un brote sicótico o una patología encubierta no detectada a tiempo, que no fue un hecho inesperado…etc.

¿Cómo leer un hecho así? Si lo tomamos aisladamente, sin duda es un pasaje al acto, pero entra en serie, con Columbine, con la escuela de Belsán en Chechenia, con el 11/S en NY, con las bombas de Atocha en Madrid, etc.

Es la época, podemos decir de la civilización y su trauma. Vivimos entre el stress pos-traumático y el stress pre-traumático. La declinación de los Ideales, que implicaban una regulación, produce sujetos que no creen en nada: “Si alguien le encontró sentido a la vida...”, nos encontramos con nuevas modalidades de la adolescencia que no les interesa nada, no les interesa saber nada, solo divertirse bajo un fondo de aburrimiento generalizado; nuevas formas de fracaso escolar, de violencia, de consumo de drogas y alcohol, de anorexia y bulimia y también de graves inhibiciones.

El episodio de la escuela Islas Malvinas, es preocupante, no para determinar solamente la “patología” de quien irrumpió a los tiros contra sus compañeros, sino también la incidencia traumática en los demás estudiantes y en los demás establecimientos educativos del país. Desde la orientación lacaniana, en nuestra Escuela, pensamos que el sujeto es siempre responsable, incluyendo niños, adolescentes y también en estos casos extremos, que la ley jurídica considera inimputables, nuestra clínica tiene como objetivo responsabilizar al sujeto. Hay un deber ético de la comunidad de prestar atención a los jóvenes, de permitir una mayor incidencia de los “psy” en los ámbitos educativos, no para “detectar al enemigo”, sino para poder orientar, escuchar a alguien que escribe: “lo más sensato que podemos hacer los seres humanos es suicidarnos”, y no solo en situaciones de extrema gravedad, sino en jóvenes o niños, cuyo sufrimiento no es ruidoso, no llegan a los medios,
donde no hay espectáculo mediático.

Buenos Aires 29/9/04
Fuente: Virtualia - Revista Digital de la Escuela de Orientación Lacaniana (http://www.eol.org.ar/)